Baiasca es un pequeño municipio leridano, en el último censo contaba con 24 habitantes, perteneciente al término municipal de Llavorsí en la comarca del Pallars Sobirà.

Su enclave en el corazón de las montañas hace que los desprendimientos sean uno de sus mayores problemas, uno de estos desprendimientos, volvía a cortar este martes la carretera de acceso al núcleo de Baiasca.. Y esta vez el cierre es indefinido hasta que se encuentre una solución, ha explicado Jordi Fillet, presidente de la Entidad Municipal Descentralizada (EMD) de Baiasca. Técnicos de la Diputación de Lleida y del Consell Comarcal del Pallars Sobirà han visitado la carretera para encontrar la solución a este punto negro que mantiene el pueblo aislado. Los técnicos se han mostrado favorables a dejar un paso habilitado para emergencias (ambulancias o bomberos) y construir una variante. Durante la visita a la carretera no se ha querido hablar de plazos pero lo que está claro es que los 15 vecinos del pueblo tendrán que hacer a pie 1.200 metros de carretera hasta un aparcamiento provisional unos cuantos días.

La desesperación y la impotencia de los vecinos les ha llevado a plantearse pedir ayuda al Ejército español para poder reabrir la carretera con unas mínimas garantías de seguridad si el cierre se alarga varias semanas. Lo que tienen claro los vecinos es que no evacuarán Baiasca porque irse sería como abandonar el pueblo. Pero lo cierto es que ya han aparecido algunos inconvenientes: ni el servicio de correos ni el de recogida de basura llegan hasta el núcleo.

El invierno del 2015 ya sufrieron un episodio similar y el pueblo estuvo 4 días aislado por un desprendimiento de rocas en el mismo punto. Esta vez, Fillet ha lamentado que la EMD tenga toda la responsabilidad sobre la carretera. El Ayuntamiento de Llavorsí no dispone de financiamiento y la obra para solucionar definitivamente la inestabilidad de la vía es muy costosa. El Consell Comarcal del Pallars Sobirà ha explicado que dispone solamente de un presupuesto de 30.000 euros para toda la red de caminos.

Mientras se destinan millones de euros al proceso separatista, está claro que muchas de los catalanes siguen desatendidos.