Desde la llegada de la actual alcaldesa al poder, Barcelona ha sufrido un efecto llamada para los manteros de otras zonas y las fuerzas de seguridad están pasivas al no recibir orden de actuación por parte de su ayuntamiento.

Los manteros suelen situarse en las zonas más turísticas de la ciudad condal donde aumentan su negocio debido a las falsificaciones de marcas que venden, haciendo de esta forma competencia desleal a los pequeños y medianos comerciantes que pagan sus impuestos.

Parada de Manteros en Paseo Juan de Borbón, en la Barceloneta Barcelona

Los manteros se ayudan entre sí a la hora de enfrentarse a las autoridades policiales, que no suelen controlar si éstos se encuentran o no en situación de irregularidad.

Ni los Mossos d'Esquadra ni la Guardia Urbana pueden actuar por no recibir orden de sus superiores, la Generalitat de Catalunya y el Ayuntamiento de Barcelona respectivamente, cuyos gobiernos son indolentes hacia los manteros causando pérdidas a las empresas y generando inseguridad ciudadana.

Los Mossos D'Esquadra en la esquina de Juan de Borbón con Paseo Colón

La aparición de los manteros surgió durante la alcaldía de Xavier Trias pero el aumento de casos de venta ambulante ilegal ha tenido lugar con la llegada de Ada Colau al Ayuntamiento de Barcelona. El número de individuos dedicados a esta labor se ha multiplicado por 10 en los últimos meses llegando a cubrir las zonas más transitadas por turistas.

A altas horas de la noche los manteros provocan, en ocasiones, peleas entre ellos causadas por el reparto del territorio, dado que todos desean estar presentes en las zonas más concurridas. Ni siquiera en casos de violencia la policía puede actuar porque los manteros buscan rincones ocultos para sus reyertas. Sin embargo, se apoyan y ayudan entre sí cuando se trata de enfrentarse a los cuerpos de seguridad.

Manteros entrando a la puerta del Metro de Barceloneta

Entre las 19:30 y 22 horas, los manteros de la Barceloneta acceden al metro aprovechando las multitudes para colarse y enfrentarse a los vigilantes de seguridad, quienes, para evitar agresiones y destrozos, no suelen actuar al saber que las autoridades policiales competentes no recibirán ninguna orden de detención contra ellos.

Cuando los miembros de la seguridad privada del Metro de Barcelona intentan que los manteros no se cuelen, los propios manteros se revolucionan y se unen para atacarles. Por tal motivo, la propia seguridad del metro elige permitirles la entrada antes que ser agredidos o que causen destrozos.

La mayoría de manteros que acceden así al metro lo hacen para dirigirse a “pisos patera” y okupados que están situados en Sant Adrià de Besòs. Allí consiguen un gran número de productos falsificados de contrabando y, posiblemente, también colaboran en trafico de estupefacientes ilegales. También son habituales reyertas con gitanos residentes en el barrio de La Mina de Sant Adriá de Besòs.