Qué deriva va a tomar España, que va a ser de los principios, el respeto, el sentido común, la educación, la ética, la moral, la dignidad y un largo etcétera que a este paso van a ser valores en peligro de extinción, y aquellos que los promulguen se convertirán en una etnia decadente.

Vivimos una vorágine de noticias que lo único que hacen es buscar la dispersión sobre cuestiones realmente importantes para el futuro de nuestro país.

Cuando se pierde la perspectiva sobre la realidad, se ha perdido todo, cuando la memoria falla o se quiere dar a entender que lo hace, cuando reina la contradicción, cuando el fin justifica los medios y se falsea la democracia, estamos perdidos.

Estamos perdidos en manos de aquellos que han contribuido a masacrar nuestra nación y en manos de los que tras su halo de progresismo van disfrazando su incesante incoherencia y necedad, incluso aplaudiendo comportamientos despreciables, como si de hazañas se tratara.

La historia es la que es y no se puede desvirtuar del tal modo que se convierta a las víctimas en verdugos y a los verdugos en hombres buenos. No podemos asistir impasibles ante semejante despropósito avalado por gente sin escrúpulos que se presentan como los adalides del cambio y la renovación. ¿Qué cambio representan?, ¿qué renovación pretenden liderar?

Debemos madurar e impedir un engaño tan vil y miserable y frenar el avance de la barbarie y el despropósito y mostrarnos firmes, convencidos e inflexibles ante la incongruencia y el absurdo que representan todos estos tiranos disfrazados de demócratas.