sábado, 04 de mayo de 2024 00:03h.
Opiniones

¿Y quién no roba?

¿Qué nos está pasando? ¿Estamos asistiendo a la desintegración total de la ética, la dignidad, la decencia, la honradez, la integridad, ...? O es que nunca ha existido. Si nombráramos a todos y cada uno de los que han sido salpicados por la corrupción, la lista sería interminable. Estamos rodeados; políticos, sindicatos, empresarios, artistas, banqueros, deportistas, miembros de la monarquía. No me cabe la menor duda que vivimos en un país con una arraigada cultura del pillaje y el engaño. En un país en el que estafar, defraudar, malversar, prevaricar, etc., sale muy barato, demasiado barato y eso no hace sino poner el caramelo en la boca de toda esta estirpe de desaprensivos, codiciosos y avaros. No podemos obviar, cómo a muchos de ellos se les ha llenado la boca y se han rasgado las vestiduras hablando de honradez y expresando su más profunda repulsa ante los casos de corrupción que salían a la luz pública, sin el más mínimo rubor, para poco después ser ellos los acusados. Parece que España ha vivido a espaldas de esta lacra en los tiempos de bonanza económica, nadie se preocupaba de ello, cuando había dinero, y ahora, que la situación dista mucho de la de años atrás, parece que nos hubieran anestesiado, estamos en un estado de letargo que no nos lleva a ningún sitio. Se debe acabar de forma tajante con la impunidad, la casi gratuidad de los delitos, las condenas privilegiadas, previas a una libertad con un futuro asegurado. Para cuándo la restitución de todo lo sustraído, para cuándo penas y sanciones ejemplares, para cuándo inflexibilidad, decisión y coraje para plantar cara a tamaña desvergüenza, cinismo e impudicia con que este linaje de expertos y experimentados, presuntos corruptos, nos deleitan diariamente. Se debe acabar con la cultura del sobre, la tarjeta, el macro regalo, la comisión, el favor, la extorsión, las cuentas y empresas que permitan defraudar y toda una larga relación de transgresiones. La justicia debe incidir con firmeza si se quiere acabar con este arraigado vicio. En definitiva, ante la superpoblación de deshonestos y al margen de poder analizar en profundidad, si hablamos de la persona con poder que se corrompe o el corrupto que llega al poder, esta especie, debe ser extinguida. 

 Susana Corredor