viernes, 26 de abril de 2024 00:00h.
Opiniones

¿A dónde nos dirigimos?

susana corredor

Estamos en un punto de no retorno y lo primero que debemos hacer, es reaccionar, y salir de esa posición, en la que la gente se ha acomodado, en la que se cree, erróneamente, que nosotros, no podemos hacer nada, y que serán otros, los que den solución a nuestros problemas. Ese es el camino que nos seguirá llevando a la ruina, y no hablo de la económica, en la que ya estamos sumidos, sino de la ruina en valores, y en la pérdida de todo aquello que aporta a la persona, la condición, de individuo, con lo que ello conlleva.

Si queremos paz, debemos trabajar por la justicia, si queremos justicia debemos trabajar por el respeto a nosotros mismos, a nuestra vida, tradiciones y costumbres, y ahí es donde formamos el papel más importante. No somos respetados, y no hacemos nada por recuperar ese respeto y nos están dinamitando desde dentro.

Se está cediendo ante el horror y la barbarie, sin que nadie actúe con firmeza y valor, arrestos es lo que falta, dejando a un lado, la demagogia, lo políticamente correcto y toda la sarta de mentiras, falacias y patrañas que nos quieren hacer creer a diario, y eso, lleva irremediablemente, a que cada día, cedamos un trocito de lo que es nuestro, en favor de los desleales y de toda una horda de expoliadores, de toda clase y condición.

Si la sociedad no reacciona, seguirá aumentando la gente que intenta dominar, con sus actitudes y costumbres, en un país, que por precioso que sea, acabará convirtiéndose en un lugar inhóspito, desolador y bajo el yugo y la imposición de quienes pretenden usurpárnoslo todo.

Es sencillo, si cogemos el paraje o la zona más exclusiva de un lugar, y permitimos que se llene de indeseables e interesados, finalmente, ese lugar, acabará siendo absorbido, perdiendo su identidad, encanto e interés para pasar a ser una zona devastada, marginal, y fruto de los intereses personales de unos pocos... pues pensemos que queremos para nuestros hijos y para nosotros mismos.
 
Si dejamos que el fango nos llegue al cuello..., cieno tendremos, y cuanto más tengamos, más difícil será salir a flote y que no termine por ahogarnos.