En plena crisis económica, política y social, el gobierno de la Generalitat de Cataluña no ha reparado en gastos para promocionar su proceso secesionista.

Ahora están saliendo a la luz los datos de años anteriores cuando era Artur Mas el que presidía la Generalitat y que demuestran a las claras que el principal objetivo del gasto catalán era la promoción de su delirante proceso separatista, dejando en un segundo lado, el pago a las farmacias o el buen funcionamiento de la sanidad y la educación.

Un informe del Tribunal de Cuentas sobre el gasto de las comunidades autónomas en el exterior ha detectado que, entre 2011 y 2014, la Generalitat de Cataluña presidida por Artur Mas se gastó 18,5 millones de euros de las arcas públicas para costear el entramado de 25 embajadas, delegaciones e institutos.

Además, la red exterior catalana, que empleó a 45 trabajadores, consumió el 36% de los casi 51 millones gastados por  todas las comunidades, según El País.

La factura de la promoción exterior de Cataluña fue también la más cara. El Ejecutivo de Mas destinó a esta partida, que incluye gastos como la Casa de la Generalitat en la localidad francesa de Perpiñán, un total de 25 millones.