Dálmatas humanos podría parecer que hablamos de alguna escena de los Monty Python, pero lo cierto es que para estupefacción de quién nos esté leyendo en Gran Bretaña ya es una realidad. Se calcula que aproximadamente diez mil personas se disfrazan de perro en su tiempo libre,

Nuestros protagonistas nos explican que lo hacen para evadirse de la realidad, que no es solo una especie de parafilia, lo cierto es que para incredulidad de curiosos y extraños ésta práctica ya genera incluso un mercado en que se venden casetas gigantes de can y todo complemento que sería para mascota pero adaptado al ser humano.

Tom es uno de los rostros más visibles de ésta extraña excentricidad, él es instalador eléctrico tiene 32 años y adoptando como él llama su nombre canino de "Tom" se enfunda el traje de látex y el talco para emular a su raza favorita de perro el dálmata, cuenta que su primera novia no lo aceptó que le creía homosexual.

Aunque las instituciones mentales aún no se han pronunciado, no nos extrañaría que "por respeto a lo políticamente correcto" se aceptara ésto como una normalidad, de hecho algunas ramas de la ciencia están peligrosamente influenciadas por las corrientes progresistas lo que desvirtúa su resultado.